Esta es la historia de Nicolás Pertusato, italiano, culto, inteligente, audaz y, para más señas enano, causa por la que se vio obligado, al ser despreciado por su padre, a se un hombre frío, distante y cruel.
Su progenitor lo vendió a la corte del rey Felipe IV a la edad de seis años. Por su estatura lo apodaban “Nicolasillo”; su instinto de supervivencia, su sagacidad y su don innato para sobrevivir y dar a cada cual su sitio e incluso decir a cada uno lo que quería escuchar, lo convierten en un superviviente incluso llegó a tener un trato privilegiado con el rey y otras personas influyentes de la corte como con Velázquez, pintor de la corte en aquel momento, que lo inmortalizó junto a su perro en el cuadro de Las Meninas.
La historia me ha parecido fascinante y bella, porque aunque está situada en la España del siglo XVII, trata temas actuales como la discriminación o la xenofobia por parte de los intolerantes ante quienes no son iguales que ellos, al menos en su exterior.
Alguien tan insignificante da muestras de su grandeza e incluso superioridad, porque su persona, en el amplio sentido de la palabra, sólo se demuestra con su mente, con su corazón y con sus obras y no con lo que los ignorantes ven o quieren ver en cada persona.
Ángela María Ruiz Rosado - 4º E.S.O. 'D'
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