Blanca Fiz puso recientemente fin a una trayectoria docente dilatada y plena de dedicación y entusiasmo.
El Almunia bautizó el jardín aromático, uno de los proyectos más queridos por ella, con su nombre.
Los que suscriben esta entrada tienen mucho que agradecerle, tanto en lo profesional como en lo personal.
Su bonhomía y su entrega en todo lo que hacía con los alumnos y con los compañeros ha hecho que su hueco sea difícil -por no decir imposible- de llenar.
No solo en todo lo concerniente a su asignatura -Biología (o Ciencias Naturales, como prefiramos)- sino también en cualquier tipo de actividad que tuviera que ver con el enriquecimiento de las vivencias de los alumnos en el mundo de la ecología, el reciclaje y la defensa y respecto al medio ambiente, aspectos estos en los que siempre estuvo en primera línea.
Su jubilación le permitirá disfrutar de muchísimos años de una bien ganada vida en su campito, con los suyos y, con toda seguridad, de una actividad en la naturaleza que no dejará de disfrutar.
Gracias por todo, Blanca, y, sobre todo, por ser como eres.
Ana Santos y Jesús Taranilla
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